Educar para vivir, educar para convivir.

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En 1992 un avión aterrizó en Guayaquil. Dentro viajaba Javier Ruiz, colaborador y amigo del equipo de EDEX. Llevaba en su maleta algunos álbumes de La Aventura de la Vida llenos de historias para compartir en el aula de clases y fortalecer la capacidad de niñas y niños frente al desafío de las drogas. El programa había sido estrenado un par de años atrás en el País Vasco, evaluado positivamente y obtenido un Premio Reina Sofía en la categoría de prevención. La notoriedad del programa se incrementó cuando la Unión Europea lo distinguió entre las 5 mejores propuestas, en el marco de la I semana Europea de Prevención. Fue entonces cuando desde una ONG francesa nos llegó la invitación para ir a Ecuador.

Materiales didácticos y expositor llegaron a un evento sobre drogas con un discurso que nada tenía que ver con la “guerra contra las drogas” sino con el desarrollo de competencias psicosociales y promoción de hábitos saludables en escolares de educación primaria. Compartieron su hacer y su saber y escucharon; del otro lado empezaron a oírse voces de organizaciones de Perú (Cedro), Colombia (Surgir), y Venezuela (Fe y alegría) que no sólo se interesaban por el material didáctico sino que desde su propia experiencia y sabiduría, dialogaban con él, proponían mejoras, exploraban cómo dotarlos de sentido en sus contextos.

Así nació la experiencia de cooperación en EDEX, en el terreno del diálogo. Entendiendo que no sólo se tenía mucho por dar, sino también por recibir y más aún por construir. Un diálogo que va a cumplir 3 décadas, yendo y viniendo, dejando huellas, reconociendo que no somos los mismos gracias a las improntas que las alianzas han dejado en nosotros.

30 años en números

Si empezamos en el campo de los números, algunos de ellos resultan interesantes: se ha trabajado con 48 organizaciones (gubernamentales, no gubernamentales, internacionales, de Naciones Unidas) en el marco de 138 proyectos, en 17 países, que alcanzan a más de 2.500.000 niñas, niños y adolescentes de Latinoamérica y el Caribe y de España, con apoyos de múltiples agencias (Unión europea, Suecia, Alemania, España, País Vasco, Diputación de Bizkaia y varios Ayuntamientos, entre otros). En los últimos años los recursos han sido esquivos con nosotros, si bien los municipios vascos de Portugalete y Leioa se mantienen firmes en su compromiso con nuestra labor, sin cansancio, explorando nuevas formas de trabajo compartido a ambos lados del océano que nos une.

Lo que no ha cambiado en 30 años es la determinación de enfocarnos en la infancia y la promoción de sus deberes, derechos y capacidades. En esa ruta nos hemos encontrado diversidad de caminos para cooperar y en este post mencionamos tres de ellos.

UNO: Huellas que se impregnan en los programas educativos

Los proyectos de cooperación han implicado el uso de varios programas educativos construidos desde EDEX, que en ese ir y venir se han impregnado de saberes distintos y han adoptado cambios nacidos de las constantes evaluaciones. Esto ha mantenido vivos los programas, sumando años de existencia, pero no como piezas de museo sino como propuestas en permanente construcción y evolución.

En el caso de La Aventura de la Vida lo primero que salta a la vista es cómo sus protagonistas fueron cambiando su aspecto ( el color de su cabello y su piel), sus procedencias, logrando reflejar la diversidad étnica y mestiza que nos caracteriza; luego, los personajes tomaron voz y se convirtieron en los Cuentos para conversar, historias sonoras y en dibujo animado que han tenido acento colombiano, brasilero, uruguayo, gallego, vasco, catalán y van en camino de hablar en modo mexicano. También las historias que se narran en ellos han evolucionado, abordando temas que aparecen con los años y que resultan urgentes (como el bullying) o cambiando el enfoque sobre algunos tradicionales y vigentes (como la autoestima o el desafío ante las drogas).

Retomemos, otro de los programas, se gestó durante un año en que se alimentó de informes de prensa de toda Hispanoamérica, de investigaciones y diagnósticos realizados en los distintos países y del seguimiento a los hechos significativos de los millones de personas adolescentes que los ocupan. Los cinco personajes de la serie nacieron en el 2007 en Colombia, pronto se hicieron españoles y han rodado por más de 9 países de la región y muchas comunidades autónomas de España. Nos llama la atención cómo sus historias llegan a oídos de gente adolescente de ciudades y de zonas rurales, de países de renta alta, media y baja, con acceso a internet o sin él (por mencionar algunas diferencias), y en todos los casos no pasan desapercibidas, llaman su atención, les anima a implicarse más en la construcción de sus propias vidas y contextos.

DOS: Aprendizajes que surgen del contacto con las personas que los usan

Cooperar ha consistido, igualmente, en sentarnos a enseñar y aprender con quienes utilizan los programas en cada contexto. Encuentros concretados en cada uno de los X Seminarios desarrollados alrededor de La Aventura de la Vida (el primero en Medellín, Colombia y el último en el País vasco, España) y los 6 que llevamos en torno a las Habilidades para la Vida.

Conversar para aprender ha permitido que los programas arraiguen y de adapten en cada contexto, que los usen en otros rangos de edad, que decidan dejar de lado unas historias, que hagan de los programas el componente de un proyecto más amplio, que cambien las dinámicas propuestas. Y de tanto que se ha compartido en dichos encuentros y en decenas de talleres presenciales, maduró un nuevo fruto, la Escuela Iberoamericana de Habilidades para la Vida, nacida en el espacio virtual en el 2012 y concebida como lugar en donde mantener viva esa forma de aprender entre iguales que saben distinto.

TRES: Otros ojos para ver el mundo

La cooperación ha permitido que personas de un lado y otro del Atlántico se hayan asomado a realidades distintas. Una buena cantidad han pasado por Bilbao. Se han sorprendido por sus desarrollos, por lo que allí llaman pobreza, han descubierto con asombro los pliegues y las costuras de la sociedad del bienestar, han metido en sus maletas semillas en forma de programas, ideas, propuestas que luego han cultivado en sus propios países.

Otra buena cantidad de personas provenientes de ayuntamientos, organizaciones gubernamentales y ONG españolas, así como personas del programa de Juventud Vasca Cooperante, han pasado por América latina explorando este caos que tiene orden propio, aprendiendo de la forma en que aquí palpita la vida, de ese otro manejo del tiempo, de otras maneras de aprender y de enseñar. Unas y otras son personas que han dado vida a la cooperación a partir del intercambio de ojos para ver el mundo desde otra orilla, escuchando otras voces, dejando que dialoguen unas con otras.

Esto ha sido cooperar para el desarrollo mutuo

Un ejercicio sustentado en la solidaridad entre pares, que se miran de igual a igual y que usan la conversación como motor para escuchar y decir; dar y recibir; aprender y enseñar. Hemos aprendido que cooperar para el desarrollo mutuo requiere espacio para poner las propuestas propias y las ajenas, para nutrirse de aportes y entonces hacer “injertos” en cuales confirmar que es en la interacción en dónde más se aprende y crece.

En un par de días tendremos cambio de año y quisimos celebrarlo con ustedes colocando un ojo en el pasado y otro en lo que viene. En el 2022 esperamos tomarnos un café, escarbar archivos y buscar en el recuerdo algunos de los saberes que hemos consolidado en el camino de la cooperación para el desarrollo mutuo. Les anunciamos desde ahora que aprovecharemos el nuevo año para confeccionar una memoria más amplia de este recorrido.

Por ahora, desde EDEX les deseamos un Feliz año 2022, ojalá lleno de oportunidades de vivir 365 días solidarios en los que adquieran sentido las palabras de George Orwell, “«Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano».

Cañón del Chicamocha

San Agustín decía que el mundo era un libro y que las personas que no viajaban sólo leían la primera página. Y mucha razón tenía porque conocer otras culturas, geografías y maneras de hacer la vida,  es no sólo un placer y un privilegio sino además una oportunidad para ampliar la mirada frente al propio punto de vista y para disminuir los prejuicios que impiden reconocer el valor que tiene la diversidad propia de la vida y de los seres humanos.

Nagore García, en 2012 y Alicia del Álamo, en 2013, han podido leer una página más del libro de sus vidas. Las dos han viajado por tres meses a Bucaramanga, Colombia, durante el verano, en el marco del Programa Juventud Vasca Cooperante. Lo han hecho con EDEX como ONG responsable en Euskadi y con Proinapsa-UIS como ONG local, en donde han participado en proyectos de formación docente relacionados con la Educación para la Sexualidad y la promoción de los Derechos Sexuales y Reproductivos.

“Yo creo que he aprendido un poco más a vivir”, comenta Nagore. Y lo ha hecho después de afrontar en Colombia desafíos relacionados con el tráfico, la inseguridad ciudadana y las inclemencias naturales: “De  alguna  manera,  vivir  la  cotidianidad  de  allá  me  ha  abierto  la  mente  a  otras perspectivas y realidades. En ocasiones somos conscientes de la pluralidad de realidades, y sin embargo, no es lo mismo ser consciente a nivel intelectual/racional que vivirlo, ver como se traduce en experiencia encarnada”. Por su parte, Alicia destaca la actitud positiva de la gente colombiana  que se reinventa: “aunque estés en crisis te pintas los labios, te pones tu mejor vestido y venga…Para’lante”; así mismo, invita a Colombia a trabajar más por la calidad y el acceso a los servicios de salud, a los que concibe no como un “lujo” sino como algo a lo que debe acceder todo el mundo.

Han sido dos experiencias distintas en un mismo lugar,  vividas por dos mujeres jóvenes de Euskadi, diferentes también, que puedes conocer un poco más, en sus propias voces, escuchando sus testimonios, aquí abajo.

EDEX comparte los objetivos del Programa Juventud Vasca Cooperante y por eso desde 1997 ha participado acogiendo participantes y formando parte de la Comisión de Selección. En estos años ha compartido con 35 personas que como Nagore y Alicia han conocido “in situ” algunos de los proyectos en los que viene trabajando en diversos países. Han sido jóvenes y profesionales que han hecho aportes significativos a las experiencias visitadas y a las ONG involucradas, así como a la sociedad vasca en general. Algunas de ellas, tras continuar la lectura de más páginas de ese libro de la vida,  aún continúan en este mundo de la cooperación al desarrollo.

Nagore García

Alicia del Álamo

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