Educar para vivir, educar para convivir.

“Todos tenemos derecho a transitar libremente, afirma el artículo 13. Entrar es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales”, escribe Eduardo Galeano.

Cada 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial que nos recuerda nuestra responsabilidad colectiva de promover y proteger los ideales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo primer artículo afirma que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

En esta ocasión, se celebra bajo el lema “El papel de los dirigentes en la lucha contra el racismo y la discriminación racial”, elegido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos con el objetivo de resaltar el papel fundamental que juegan los dirigentes en la movilización de la voluntad política. A las puertas de la convocatoria de las elecciones al Parlamento Europeo, viva en nuestra retina la imagen del funeral por el ejemplarizante Nelson Mandela, el lema no podía haber resultado más oportuno.

La Educación encierra un tesoro

“La educación sigue siendo el arma más poderosa para prevenir el racismo y cortar de raíz la discriminación”, nos interpela Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, en el mensaje con el que se suma a la conmemoración.

En efecto, La educación encierra un tesoro, título con el que se publicara hace casi dos décadas el celebrado Informe Delors. Para los expertos convocados por la UNESCO, Aprender a Vivir Juntos habría de ser uno de los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI, junto a aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser.

En relación al mismo, Rodolfo Stavenhagen escribía: “únicamente una educación que tienda a una cultura cívica compartida común, basada en los derechos de la persona humana conseguirá impedir que las diferencias sigan engendrando desigualdades y las particularidades inspirando enemistad”.

EDEX: educar para vivir, educar para convivir

No es otro el empeño de EDEX, que a lo largo de cuatro décadas hemos formado a miles de educadores y puesto en marcha iniciativas y programas educativos con enfoque de derechos. Unos, con acento en la equidad de género, creado para los más pequeños; otros, con énfasis en las diferentes manifestaciones de violencia, y convivencia en positivo, pensados en ambos casos para conversar con personas adolescentes; y algunos en clave de interculturalidad, como Aprendiendo a Convivir.

No fue hasta 2012 que pusimos en marcha un programa educativo cuyo objetivo fuera prevenir el racismo y la xenofobia entre los escolares, Los Nuevos Vecinos. Del mismo, hablaremos en próxima entrada.


0 Comentarios | "Contra el racismo, una cultura cívica compartida"

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