Educar para vivir, educar para convivir.

fotografía de Ciudadanía desde el Aula

Sí…desde el aula

Cuando escuchamos la palabra ciudadanía es posible que a nuestra mente vengan con más rapidez  palabras como “voto”, “elecciones”, “impuestos” o “derechos”; y con mucha lentitud,  palabras como “escuela”, “conversación”,  “moral” o  “didáctica”.  Y éstas sí que tienen relación con la ciudadanía. Si a una niña o a un niño, en su paso por la escuela le han dejado siempre con la palabra en la boca, su manera de ejercer la ciudadanía será muy distinta de aquellos que han aprendido a expresar su pensamiento y a escuchar el de sus demás compañeras y compañeros de clase y el de sus docentes.  Una escuela donde se construye un ambiente de confianza, de concordia, en donde las personas que forman parte de esa comunidad se sienten escuchadas y con capacidad para expresar lo que piensan, sin dudas, aporta a la ciudadanía, al ejercicio de convivir entre personas diferentes en un mismo espacio, con iguales oportunidades de participación.

Es lo que han venido haciendo, desde marzo de 2015, en el oriente de Colombia, al sur del Departamento de Santander, 90 docentes  de la Provincia de Guanentá, en zonas rurales y urbanas, coordinados por el Grupo de Investigación Tarepe, de Unisangil, con apoyo de Colciencias y de una alianza estratégica de la que EDEX también ha formado parte.

Lo que más valoramos

En marzo de 2018 se completarán los 36 meses previstos para este programa denominado Ciudadanía desde el aula.  Tras haber sido invitados a  participar en varias de las formaciones ofrecidas al grupo de docentes del proyecto “Conversar es nuestro cuento“, a lo largo de estos años,  aprovechamos la ocasión para compartir lo que desde EDEX más valoramos de esta experiencia:

  1. Otra manera de ser autoridad: Las 24 personas que hacen parte del grupo docente de este proyecto hoy tienen varias horas de entrenamiento en algo que podríamos llamar “la serenidad de su autoridad”. Están en capacidad de poner sobre la mesa -no de imponer- su punto de vista, como uno más de entre los diferentes puntos de vista de sus estudiantes.  Igualmente, con más facilidad, hoy, cuando se encuentran con una pregunta por parte de sus estudiantes a la que no saben qué responder pueden decir: “no lo sé. Pero,  ¿qué les parece  si lo investigamos juntos y hablamos de ello la próxima clase?”.  De otra parte, han dejado de subir el volumen de sus voces para lograr la atención de sus grupos. Como lo expresaba una docente en la última reunión: “en mi escuela ya no se regaña”. Para qué gritar, desgastarse y mal-tratarse, si se puede conversar.
  2. Más innovación, menos repetición: Estas maestras y maestros de primaria no sólo hoy han fortalecido su pensamiento creativo para innovar en recursos didácticos que hagan más fácil la conexión con los contenidos. También, para descubrir otras inteligencias distintas a la matemática y la lingüística. Hoy, en sus grupos no pretenden que todas las niñas y niños sean buenas para lo mismo; buscan que cada quien pueda identificar su propio talento y fortaleza.
  3. Son más optimistas ante a sus estudiantes: A medida que avanzaban en los dos aspectos anteriores, las personas docentes de este proyecto iban descubriendo que su labor como formadoras era más efectiva si dedicaban más tiempo y espacio a destacar los aciertos de sus grupos que sus errores. En otras palabras, han logrado desarrollar confianza en la capacidad de aprender que tienen niñas y niños. Y como la confianza es un búmerang, niñas y niños han logrado más cercanía con sus docentes.
  4. Saber contar lo que se hace: Tan importante como hacer bien lo que hacemos lo es también contar bien lo que se hace. Destacamos la manera en que se ha socializado la información y todos los avances protagonizados en las diferentes escuelas participantes a través de los medios comunitarios de la región y a través de las redes sociales. Esto ha representado el aumento de la valoración de esta profesión docente entre los habitantes de los diferentes municipios que han sacado sus voces y la de sus estudiantes, públicamente, dando testimonio de lo trabajado en estos meses.

Empoderamiento docente

Esto es lo que se empieza a ganar cuando la conversación entra en la escuela. En el aula lo han hecho de la mano de la serie “Cuentos para Conversar”, que pone al alcance de niñas, niños y docentes, situaciones de la vida cotidiana en las cuales proyectarse. Y fuera del aula, desde la manera en que se ha llevado a cabo el acompañamiento y la asesoría por parte del grupo Tarepe, de Unisangil. Han sabido concertar con estos docentes y con sus directivas, de igual a igual, buscando poner en práctica los mismos criterios aquí descritos: sin imponer, con confianza en su capacidad transformadora y con mucha creatividad.

Hoy estos docentes saben que a la escuela no sólo van a enseñar matemáticas, geografía, historia, o lenguaje.  Que también les están enseñando a niñas, niños y jóvenes a relacionarse con las demás personas de una manera más tranquila,  colaborativa y respetuosa.

Seguro que son muchos más los aspectos por destacar de esta experiencia que sin duda aporta a la ciudadanía en un país como Colombia donde hemos tenido décadas de entrenamiento en relaciones atravesadas por la violencia.


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